Damas y caballeros, Amigos del Perú profundo que hoy nos escuchan y acompañan por las redes y las radios conectadas a esta ceremonia

Hoy la magia de la radio está recibiendo el merecido homenaje por sus 100 años de vigencia. Hace un siglo, el Himno Nacional retumbó en las plazas de Lima, pero fue en las provincias donde la radio encontró su alma profunda. Allí en los pueblos y ciudades del interior del país, en los cerros, en los valles, en las orillas de los ríos. Allí está presente la radio.

Y siempre lo estuvo:

¡Donde el Estado no llegaba, llegó la radio!

¡Donde no había escuela, llegó una emisora!

¡Donde no había voz, nació un micrófono comunitario!

En Arequipa, Cusco, Puno, Cajamarca, Huancayo, Piura, Iquitos y muchas otras ciudades del país… la radio no fue un lujo como lo fue en sus inicios en Lima, en el interior del país la radio fue una necesidad.

Fue escuela para quien nunca tuvo cuaderno. Fue hospital y consultorio familiar en emergencias. Fue compañera de soledad. Fue eco de muchas habitantes, que no tenían voz. Todos ¡¡¡Se escucharon!!!, se comunicaron!! y se informaron!!!!

¿Cómo olvidar a Radio Onda Azul, que desde Puno alfabetizó en quechua, en aymara y en español a miles de niños y campesinos, creando un sistema educativo a distancia que el mundo entero admiró?

¿O a Radio Quillabamba, que hizo de la Amazonía cusqueña un centro de desarrollo y comunidad? ¿Y porque no, también recordar La “Voz de Bagua” en Amazonas, ¿la misma que fue salvada por su pueblo cuando quisieron cerrarla? Igual paso en Cajamarca y otras ciudades. La gente no solo las defendió en marchas, sino que reconstruyó con sus manos lo que otros clausuraron con abuso.

Esa es la fuerza de la radio cuando es del pueblo.

Muchos de ustedes que aquí están, lo han vivido: la amenaza de varios frentes, la persecución del Estado, el silencio impuesto por la burocracia, la asfixia económica con excesivas multas, pero siempre nos levantamos y seguimos dando voz a los pueblos del Perú.

Cuando una emisora es de su pueblo, no se puede silenciar, porque es un aliado importante para sus ciudadanos. Como aquel locutor que se atrincheró en su cabina y transmitió por 12 horas seguidas para evitar el cierre de su emisora. La emisora fue rodeada y protegida por sus oyentes.

O como Feliciana Quispe, en las alturas de Puno, que con un programa en aymara rompió el machismo y despertó la conciencia de toda una comunidad.

Porque si algo nos enseña la historia de la radio peruana, es que las provincias no imitaron ningún guion, escribieron el suyo con sus propias voces, cantos, idiomas y dialectos

Con cabinas sencillas y transmisores de gama media, las radios locales no solo: informan, educan, curan, acompañan, entretienen. Además, mantienen viva sus costumbres, su lengua, dialecto y su cultura.

Un niño en Apurímac aprendió a leer con una radio. Una madre en la selva trajo al mundo a su hija siguiendo instrucciones médicas por ondas radiales. Una canoa con parlantes navegó el Ucayali llevando salud en lenguas originarias. Díganme ustedes: ¿qué otro medio ha hecho eso?

En las provincias, la radio no fue entretenimiento. Fue civilización. Fue Educación, Fue dignidad. ¡¡¡¡Hoy lo sigue siendo!!!!

En esta ceremonia, hoy no solo celebramos un acontecimiento. Celebramos una gesta nacional construida con esfuerzo, valentía y compromiso. La radio del Perú no es un invento comercial. Es una creación popular. Es la respuesta de un país que aprendió a escucharse cuando aún no sabía cómo hablarse.

Cien años después, la radio sigue viva. Ha cambiado de forma, pero no de espíritu. Está en el campo acompañando al agricultor, en el altavoz del mercado, en la radio comunitaria, en el corazón del taxista. Está en todos lados donde haya alguien que quiera escuchar y alguien que tenga algo que decir.

Hoy, frente a ustedes, lo decimos claro:
la radio peruana no solo tiene historia… tiene futuro.
Y ese futuro se construye desde las regiones, como siempre fue.

Por cada emisora que resistió la indiferencia,
Por cada voz que surgió sin permiso,
Por cada palabra que unió una comunidad,
Y por cada frecuencia que aún lucha por ser escuchada…

¡Gracias, radio!
¡Gracias, provincias del Perú!
¡Viva la radio regional, viva la radio local, viva la radio que no se rinde!
¡Viva la radio peruana!